El ombudsman de los derechos humanos en México, Raúl Plascencia Villanueva, tiene resuelto su gasto al estilo de la realeza. Además de gratificación de fin de año, seguros de vida y gastos médicos mayores, el funcionario dispone, inclusive, de una partida para ‘Día del Niño’.
El funcionario no sólo ganará en un año 2 millones 252 mil pesos de salario, sino que hasta tiene pagada su membresía anual de la tienda Sam’s Club, además de recibir en el mismo periodo más de 93 mil pesos para su “desarrollo personal y cultural”, entre otros ingresos.
Plascencia, de 44 años de edad, tiene inclusive una partida como titular de la CNDH de 800 pesos anuales por concepto del Día del Niño. Ya ni Chabelo.
El anexo II del Proyecto de Egresos 2010 de la Federación asigna al titular de los Derechos Humanos, además de su salario, prestaciones como gratificación de fin de año de 347 mil 651 pesos, seguros de vida y de gastos médicos mayores por 140 mil pesos y dos ayudas para despensa de 15 mil 600 pesos. Además, podrá comprar comida, ropa y electrodomésticos en Sam’s Club.
Plascencia tiene derecho a percepciones extraordinarias por 675 mil 834 pesos al año del denominado bono de riesgo, al que tiene derecho dada la peligrosidad de su puesto. En la CNDH laboran 475 personas que perciben un sueldo superior a los 85 mil pesos mensuales netos.
Excluyendo a su presidente, 44 funcionarios de la CNDH ganan más de 150 mil pesos mensuales, entre quienes se encuentran los cinco visitadores generales y el oficial mayor.
Durante la gestión de José Luis Soberanes, el organismo fue criticado por el uso de cuantiosos recursos y la falta de transparencia en la rendición de cuentas. Para Miguel Pulido, director de Fundar, centro de análisis e investigación de políticas y presupuestos públicos, los pagos extraordinarios al ombudsman representan un abuso y una perversión del dinero público.
“Son precisamente este tipo de acciones las que alejan a estas instituciones de la legitimidad y de la confianza de la ciudadanía, que aspira a tener instituciones austeras, más republicanas y que tengan mayor cercanía con los problemas que tienen las personas”, manifestó.
Con esos recursos, uno imaginaría que la situación de los derechos humanos en México es lo mejor del mundo. La realidad es FAIL.
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